Era la lluvia cueva solaz, su perro húmedo lamía las preguntas. Grises ocasos en el silencio de mi padre; el agua cayendo hacia los charcos. Y en el bolsillo, la mano sin dolor: nidada de niñez -bajo tutela Iatía, eI corazón-, (aquella media docena de castañas...) (...) las manos tan calientes,los ojos claros de Raquel, (avanza el tiempo). La misma nube gris,los charcos en el suelo,la ayuda alimenticia americana: confirmación de luz al borde de la noche y el sello negro de la palabra patría. (...) se ensancha la pasión como un espejo... (el tiempo vuelve), el cine, cacahuetes, pipas de girasol, querido Blas... la sociedad que avanza sin pegar un tiro, o bien pegándolo. José Agustín. Es Barcelona y he plantado un árbol: sobre tu libro tu firma y las monchetas... con butifarra. Ya tengo hijos... (...) La fábrica, Ia luz, la angustia de estar vivo... (mi padre no, su foto sepia anclada al corazón) y Ia razón que asciende a los tobillos y este país que