En recuerdo de Ramiro Pinilla
José
Fernández de la Sota
CONSEJOS
CONTRA EL VIENTO
A Ramiro
Pinilla
Mejor no
hablar. Hace viento.
El viento no
tiene nada que perder.
Pero el
viento desnudo, el exiliado
aire perdido, pobre de solemnidad,
el aire que no tiene donde caerse vivo,
el aire de repente –te lo digo–
es capaz de arrancarte la voz.
aire perdido, pobre de solemnidad,
el aire que no tiene donde caerse vivo,
el aire de repente –te lo digo–
es capaz de arrancarte la voz.
De pronto el
viento puede desnudarte.
Tenazmente
levanta los tejados,
arrasa las cosechas, borra tu rastro.
arrasa las cosechas, borra tu rastro.
Airadamente
el viento se levanta,
no pide la palabra,
se lleva las palabras y las cosas el viento,
las promesas, los trenes, los adioses el viento.
no pide la palabra,
se lleva las palabras y las cosas el viento,
las promesas, los trenes, los adioses el viento.
De modo que
conviene prepararse, créeme:
desprenderse no puede ser tan malo.
Vaciar la despensa. Tenerse nada más.
desprenderse no puede ser tan malo.
Vaciar la despensa. Tenerse nada más.
Apropiarse.
Expropiarse.
Hacerse aire. Airearse. Regalarse.
Guardar lo más valioso a la intemperie.
Hacerse aire. Airearse. Regalarse.
Guardar lo más valioso a la intemperie.
Mejor tener
solo cosas que nadie pueda quitarte.
Este poema se publicó en el cuadernillo Sin otro oficio en agosto de 2014.
Lo publicamos ahora como homenaje a Ramiro Pinilla, muerto el pasado 23 de octubre
Pulsa en la imagen para ir al programa de Capital Cultura dedicado a Ramiro Pinilla, en la web de EITB