El Brazo del manco Puertas que abren espacios, puertas que nos cierran todos los espacios, después de noches pasadas anhelando el día, días anhelando la noche, panes que no hemos comido se enmohece en mesas lejanas; país que no aparece en los libros de geografía, nuestro país, hueco en el que caído, hueco que nos socava, beso que no recibimos, beso que se ahoga en la fosa de los besos que no damos palabras que decimos, granos de uva tan agrios como las palabras que callamos; certezas que no tenemos, nuestras únicas certezas de verdad. Todo ausencia, todo carencia y todo dolor, como el brazo de un manco. Volver a casa Con los mapas del tesoro bajo el brazo dejé mi casa y caminé por los escondrijos del miedo en busca del canto de las sirenas No encontré en mi viaje más que grises piedras de pederna
AVISOS A NAVEGANTES EN EL DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA FESTIVAL BILBAO POESIA EN LA RED AVISO 1. La antología contenida en este blog ya no se actualiza. Es un trabajo que se completó en la primera década de este siglo y que dejamos en la Red como un libro online para quien quiera consultarlo. La trayectoria posterior de los autores incluidos deberá seguirse en sus propias páginas y libros. AVISO 2. La tarea de dar noticias sobre festivales de poesía, presentaciones y otros actos la cubren de sobra webs institucionales y revistas virtuales que han aparecido desde que Poetas Vascos comenzara su andadura, por lo que ya no es necesario que la hagamos desde esta página. AVISO 3- Si acaso, iremos completando poco a poco la sección de Poetas Muertos y añadiendo algún cuaderno a la colección Lamia. También es posible que añadamos algún contenido para celebrar el Día mundial de la poesía y que proporcionemos el programa del Festival Bilbao Poesía, dada su importancia, y por ser Bilbao nuestra cap
Ahora voy a contar la historia de mi vida en un abecedario ceniciento. El país de los ricos rodeando mi cintura y todo lo demás. Escribo y callo. Yo nací de repente, no recuerdo si era sol o era lluvia o era jueves. Manos de lana me enredaron, madre. Madeja arrebatada de tus brazos blancos, hoy me contemplo como un ciego, oigo tus pasos en la niebla, vienen a enhebrarme la vida destrozada. Aquellos hombres me abrasaron, hablo del hielo aquel de luto atormentado, la derrota del niño y su caligrafía triste, trémula flor desfigurada. Madre, no me mandes más a coger miedo y frío ante un pupitre con estampas. Tú enciendes la verdad como una lágrima, dame la mano, guárdame en tu armario de luna y de manteles. Esto es Madrid, me han dicho unas mujeres arrodilladas en sus delantales, este es el sitio donde enterraron un gran ramo verde y donde está mi sangre reclinada. Días de hambre, escándalos de hambre, misteriosas sandalias aliándose a las sombras del rome