Veinte poemas de Jorge G. Aranguren
Ediciones El Gallo de Oro ha publicado un libro de poemas (breves poemas, casi aforismo muchos de ellos, excelente libro) que se titula Moneda Suelta y es lo último de Jorge González Aranguren.
A continuación ofrecemos una selección de este libro (para muestra, una hilera de botones, o de monedas)
Jorge González Aranguren: Moneda suelta, Ediciones El Gallo de Oro. Poesía. Bilbao, diciembre de 2012. Colección dirigida por Juan Manuel Uría y Beñat Arginzoniz.
JORGE GONZÁLEZ ARANGUREN
VEINTE POEMAS DE "MONEDA SUELTA"
-l-
Por el filo del pararrayos
pasa la muerte, de puntillas.
-2-
Este viejo cuco de Caronte
se lleva un alma. El alma,
tan chica y boquiabierta
-Paraíso, a un lado; al otro, Averno-,
mira el borde infernal
y a los achicharrados, a los réprobos.
Patinir los pintó
-con una tunica de lanilla
é1-
seis siglos antes de que se inventara la hamburguesa.
-3-
Y tenderte otra vez
sobre la mar tendida.
-4-
En el barrio de arriba no hay jaleo,
sino satenes, algodón
y un angelote que mastica uvas
y luego las escupe sobre el almanaque
de San José de Calasanz.
En el barrio de abajo suenan panderetas,
guitarrones;
tocan putas, drogadictos y algunos rancios artistas.
Huele a torrezno, a sudor de alpargata
(ni colonia).
Faulkner me observa. Lleva en el chaqué
un pin del viejo Mississippi:
el hondo sur.
“Era esto, compadre”,
dice, y me pasa el tabaco.
-5-
Por la noche,
el diablo va cosiendo almas
con aguja e hilo.
-6-
Dios
es Uno.
“Y trino”, dijo el pájaro.
-7-
En inglés, umbrella;
en francés, parapluie;
en español, paraguas;
en euskara, euritakoa
en italiano, ombrello;
en alemán, schirm.
Y todos, tranquilamente, sobre la mesa de disección.
-8-
Entre las páginas de un libro,
ella aparece, permanece;
las alas azul cobalto
en la luz oscura de la alcoba.
Ignoro quién la hizo prisionera
(meses y años, estaciones de inmovilidad,
ya casi polvo
o fosforescencia en una página), estarcida
sobre el debe,
sobre
el
haber.
-9-
Francisco, tu dijiste
que quien no vive no padece muerte.
Francisco, yo aseguro
que quien no muere sí padece vida.
-11-
Le duele el ojo a la gallina,
el ojo púrpura,
el iris tierno y vivaz:
fosfeno crudo bajo el sol de arena.
En el corral huelen las tablas
a calor,
humean las pelusas.
El gallo, atento,
colorido, soberano e idiota.
-12-
Dijeron:
“La traición de un amigo duele más que su muerte”.
Recemos, pues, para que muera
antes de traicionarnos.
-15-
Mis peores fantasmas
se portan guay.
Examinan el libro
que se perdió en la biblioteca, beben Pastis,
y en las almohadas, una memoria de sus dedos
con sabor a fruta.
Estoy roto: me adoran.
-16-
En el bosque,
la ninfa duerme
con sus lámparas.
Ella
írradia mucha más luz.
-22-
Te recuerdo
muy oscuro y de bronce,
aborrecido, huyendo de la luz,
sobre las parejas que se aman
y los municipales a caballo.
El artista te ha querido así
-mi buen demonche-,
tan bello y grácil, tan del otro mundo.
-23-
Mi leona se abraza
al cachorro que duerme,
junto a tamarindos y minúsculas
piedras de chispa.
Lo lame una y otra vez.
-24-
Sobre el cerro, una casa recoge
la lenta lumbre
del campo.
Huele un mar que no se ve,
aunque está allí,
entre las sabinas y los algarrobos.
-25-
Bajó un ángel a medirme,
iba tocarme el alma y sus derrubios.
Quería saber él
si estuve hecho de cartón piedra.
-27-
Esos ratones trepan por la escayola
electrizados como pensamientos.
Déjalos que vivan
con nosotros.
-28-
Versos desprendidos de una noche
o de toda la vida, ¿qué me procurasteis?
Ahora busco los fosforos.
50
Si tuviera algo que decirte,
me salvaría.
Porque te miro y nos miramos
sobre todo el vacío
que fuimos levantando, consintiendo.
Si fuera el odio,
si la bondad,
te salvarías
más allá de esta piedra, de la burbuja
podre, prefabricada.
Y las palabras nos remiten
a esa misma cosa, a esa insensatez.
No nos salvaremos.
Suena el ruido del mundo.