Hemos llegado tarde y Dios se ha ido
Octavio
Fernández Zotes, Hemos llegado tarde y Dios se ha ido. Ediciones El
Forastero, León, octubre de 2012. 64 páginas. Prólogo de Blanca
Sarasúa.
Tuyas
sean las llaves de la casa
y
la pluma con que te dibujo
los frágiles espejos del olvido.
No se puede perder entre tinieblas
todo lo que se ha dicho,
todo lo hecho y omitido,
lo que he soñado y queda entre tus dedos.
los frágiles espejos del olvido.
No se puede perder entre tinieblas
todo lo que se ha dicho,
todo lo hecho y omitido,
lo que he soñado y queda entre tus dedos.
Síntesis
del frío, el hielo entre las grietas
va desmigando la corteza
de las rocas, pero el calor del recuerdo es suficiente
para matar al hielo
y devolerle inquietantes esplendores a la niebla.
va desmigando la corteza
de las rocas, pero el calor del recuerdo es suficiente
para matar al hielo
y devolerle inquietantes esplendores a la niebla.
No, no esperes a que mayo me regale
el espejismo de otros brotes nuevos, pues
hay que parar, desde la luz que aún quede,
ante el herético embestir de la tristeza.