JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA SOTA



José Fernández de la Sota
nació en Bilbao en 1960. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco y Diplomado en Estudios Europeos por la Universidad de Deusto, ha colaborado asiduamente en medios de comunicación, sobre todo como columnista y crítico literario.

En 1988 obtuvo el “Premio Alonso de Ercilla” por su libro Te tomo la palabra y un accésit del “Pío Baroja” con Informe Goliat (Sobre el caso Morel). Con Te tomo la palabra fue finalista del Premio de la Crítica de poesía y la novela Informe Goliat estuvo entre las finalistas del premio Nadal bajo otro título, Contriciones.

En marzo de 1993, el ABC Cultural lo incluyó en una selección de jóvenes poetas representativos de su generación y en 1994 salió en la editorial Renacimiento su libro La Gracia del enano. En 1997 publicó por primera vez con Hiperión, editorial en la que después saldría casi toda su obra poética.

Ha obtenido importantes premios literarios: entre los de poesía se cuentan el Jaén de 2004, el “Valencia – Alfons el Magnánim” en 2005 y el “Ciudad de Córdoba” en 2006. (Para una relación más detallada, puede consultarse la página correspondiente de Wikipedia).



Ha sido incluido en varias antologías, como Poesía Vasca (Revista Litoral, Málaga 1995), Un siglo de sonetos en español (Madrid, Hiperión, 2000), Poemas para cruzar el desierto (Línea de Fuego, Oviedo, 2004), Poetas en blanco y negro (Abada Editores, Madrid, 2006). También ha colaborado en publicaciones culturales como Renacimiento, Turia, RevistAtlántica, Caleta, Litoral, Fábula, Cuadernos de Alzate, BiTarte, Ultramar, A Punto... Poemas suyos han sido traducidos al ruso, al portugués, al italiano y al corso. En 1998 le fue concedido el premio Euskadi de literatura por el libro Todos los Santos, premio que volvió a ganar doce años después con otro libro de poesía, Vacilación.

Como narrador, fue seleccionado para la antología After hours de la editorial Mondadori (Barcelona, 1999) y en 2004 un jurado en el que figuraban Lázaro Covadlo, Juan Bonilla e Hipólito G. Navarro le concedió el Premio Iberoamericano “Cortes de Cádiz” por el libro de relatos Suerte de perro. También tiene en su haber el premio Internacional de relatos Max Aub, el Camilo José Cela y el Gabriel Aresti.

Es autor asimismo del ensayo biográfico Juan Larrea, Versión terrestre, y de diversos textos y monografías sobre literatura vasca. Desde hace varios años trabaja en una biografía del poeta bilbaino Blas de Otero. Ha sido director de las revistas Ipar Atea y Ancia (ésta última, revista de la Fundación Blas de Otero).

Durante los años 2002 y 2003 coordinó el suplemento cultural Pérgola del periódico Bilbao. En diciembre de 2003 sufrió un infarto de miocardio a raíz del cual escribió Cumbre el mar, libro con el que inaugura una segunda línea de trabajo poético que continúa con Vacilación (Bassarai, Vitoria, 2009).

Desde 1988 es miembro del consejo de redacción de la revista Zurgai.


En 2010 obtuvo  el premio Euskadi por Vacilación,
y publicó Travesía de Bilbao 

http://poetasvascos.blogspot.com.es/2010/10/jose-fernandez-de-la-sota-publica.html












[Reseña de Francisco Díaz de Castro en El Cultural]





En 2011 codirigió Capital Cultura, una serie documental de Euskal Telebista que pretendía difundir entre el gran público la obra y la personalidad de intelectuales y creadores vascos.



En 2012 publicó el relato "El sueño de los justos" en el libro Vidas y Bombas editado para conmemorar el aniversario del bombardeo de Gernika, junto a sendos relatos de Ignacio Martínez de Pisón, Miguel González San Martín y Bernardo Atxaga

En 2014 hizo con Jon Bañuelos la película Travesía de Bilbao, un documental poético que incluye un homenaje a Julio Cortázar


https://vimeo.com/119684173


EN ESTE BLOG
TIEMPO MUERTO presentación y preámbulo
BOOKTRAILER por Pablo Gallo
La dama y el caballero. La muerte de Álvaro Cunqueiro según José Fernández de la Sota


Más ENLACES


Entrevista en
Noticias de Alava (octubre 2010)

Wikipedia


Diccionario de Autores. Cátedra Miguel Delibes

Proyecto PoetasVascos

Entrevistado por la revista Luke (en YouTube)

Txani Rodríguez entrevista a J.F.S. en EITBm (audio)

Aprender a irse en la web de Hiperión

Vacilación en la web de Bassarai

J.F.S. en la web de Bassarai

Encuentros poéticos de Koldo Mitxelena Kulurunea

J.F.S. en el KMK y en el Ateneo Kabigorri: un reportaje en el Diario Vasco


J.F.S. en el Aula Díez Canedo (noticia 1, noticia 2)
Programación del Aula Díez Canedo de febrero de 2009 (página oficial)

Sala de exposiciones (poetasvascos.org)




LIBROS de JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA SOTA
POESÍA

Te tomo la palabra, Laida, Bilbao, 1989
La gracia del enano, Renacimiento, Sevilla, 1994
Esto no es un soneto, Rafael Inglada Editor, Málaga, 1996
Todos los santos, Hiperión, Madrid, 1997
Lugar de
paso, Olerti Etxea, Zarautz, 2001
Material de construcción, Hiperión, Madrid, 2004
Cumbre del mar, Hiperión, Madrid 2005
Aprender a irse Hiperión, Madrid 2007
Vacilación, Ba
ssarai, Vitoria, 2009

NARRATIVA


Informe Goliat, Laida, Bilbao, 1989
Elefantes blancos, Papeles de Zabalanda, Vitoria-Gasteiz, 1997
Negrita con diamantes, Pre-textos, Valencia, 1998. Premio Internacional Max Aub.
Suerte de perro y otras historias, Algaida, Bilbao, 2005
La biblioteca férrea, F.F.E., Madrid, 2007


OTROS

Bilbao (colección El viajero independiente) Ed. Júcar, 1999)
Diccionario ilustrado de Bilbao, Fundación BBK, 2001
Literatura y literatos, Ostoa, Lasarte-Oria, 2002
Bilbao, literatura y literatos, Laga, Bilbao, 2000
Juan Larrea, V
ersión terrestre, Muelle de Uribitarte, Bilbao, 2009
Últimos días en el paraíso (inédito)







POEMAS


(Para leer otros poemas de José Fernández de la Sota, abre el documento correspondiente en la sección Antologías de la barra de la derecha)



De Todos los Santos:



SIGLO, EN VERDAD, ESTÚPIDO Y GROSERO

Para pagar mi entierro
(nada del otro mundo)
mi biblioteca entera
–de Catulo a Nerval

no fue aval suficiente.
Pocas cuentas bancarias,
muchos números rojos.

Para pagar mi entierro
mis electrodomésticos
alguien vendió al trapero.
Luego alguien vendió el coche
por algo de dinero.

Me despedí de un siglo
estúpido
y grosero.



TUS AMIGOS NO TE OLVIDAN

Y si otra vez nacieras, nos decías,
volverías a dar los mismos pasos,
a amar los mismos cuerpos, a ejercer
el mismo oficio y a tener los mismos
amigos que tuviste. Tan perfecta
te pareció tu vida que en castigo
merecerías volver y dar los mismos
pasos que diste y mantener idénticas
amantes
y ejercer el mismo oficio.
Merecerías otra vez nacer,
mas con la suficiente inteligencia
para captar el asco en tus amantes,
la torpeza en tus pasos, el oprobio
en su sucio trabajo y el desprecio
en los amigos que te aborrecimos.



J.V. FOIX

Dos vocales y cuatro consonantes
de un seudónimo falso. Prometió
que su mano jamás escribiría
sobre el p
apel su nombre. Quiso ser
sombra que resbalase sobre el mar,
perceptible, un instante, por los peces,
o sobre el cielo liso del otoño,
vislumbrada, un instante, por los pájaros.
Casi un siglo a la espalda. Terminó fatigado
de vivir siempre vivo.



MAX BROD

Pudo ser el sobrino de Wittgenstein.
Fue el amigo de Kafka,
el hombre
que soñaba con viajar a otras tierras,
un vecino de Praga.
Fue el amigo perfecto en su infidelidad.
Le gusta mirar dentro –dijo Gregorio Samsa.



EMILY DICKINSON

Aquellas flores fueron en sus manos
signo claro de vida. Epigeas y lilas.
Decir que sus poemas fueron extrañas flores
no sería mentira.



IRINEO TRISTÁN

Dicen que el gran poeta mexicano
ya seriamente enfermo
pidió por ti clemencia en una carta
al hijo de George Bush, gobernador de Texas.
Dicen que tú no fuiste, que fue otro,
que tú eras inocente.
Pero ya estaba escrita tu sentencia
antes de todo eso;
antes de que cruzaras el Río Bravo
mojada ya tu espalda.

GUSTAVO DE MAEZTU

Amaba los alfoces de la villa levítica,
tenía una cuadrilla.
Las malas compañías arruinan a cualquiera,
te van llevando al margen –dijeron unas voces.
Siguió en el merendero. Se fue haciendo de noche.
Llevaba buen camino.
Se perdió en el sendero.

De La Gracia del enano:


LUGAR DE PASO

La poesía cansa, como cansa la gente
y los amigos cansan y cansan los paisajes
lo mismo que los cuerpos mil veces admirados.
La poesía cansa porque cansa la vida.
La vida –ya se sabe– es una cosa bella
y horrible como el verso que se nos encasquilla
y nunca completamos (pocas veces la vida
resulta tan perfecta como una obra de arte).

La po
esía aburre como aburre la vida
los domingos lluviosos sin amigos y en casa.
La poesía pasa, como pasa el domingo
de proyecto a fracaso sin pedirte permiso.
Son pocos los domingos que merezcan contarse
y muchos más los versos que pasados los años
borrarías gustoso de tus Obras Completas.

La poesía agota como agota la vida
cuando te da la espalda la dichosa fortuna
o la salud te falla (casi nunca un poema
justifica un fracaso o una buena neurosis,
y jamás los compensa). La poesía, acaso,
sea el mejor refugio, pero, como la vida,
la poesía
sólo es un lugar de paso.



LA NORIA

De pronto, una mañana, te das cuenta
de que el dolor redondo que te quema
desde hace tanto tiempo no es un tema
inédito siquiera. Es una afrenta

sentir dolor y que el dolor se sienta
tan vulgar y corriente en esta trena
donde el dolor es sólo una condena
que se v
uelve a alargar más de la cuenta.

El dolor es un traje hecho en cadena.
Un viejo traje sucio que no pasa
de moda ni se encoge con la Historia.

Es un terno el dolor que nadie estrena
y a nadie por primera vez abrasa.
Tu queja no es el eje de la noria.



ÚLTIMO VERANO

Como siempre he llegado tarde al banco
del parqu
e.
Junio crece
bajo las blusas jóvenes.
Las viejas
leen el Diez Minutos bajo el sauce
llorón.
Los viejos leen
El Correo Español-El Pueblo Vasco.

Siento,
mientras se acerca un niño de la mano
de su madre al estanque
de los patos,
que de repente es mi último verano.





De Material de construcción:



SEGUROS AURORA

A la c
uesta de enero te aseguran
la vida, ¿cuánto es todo?,
sin saber si el torrente
volverá al manantial.

A la cuesta de enero
qué te queda: talentos
echados a perder igual que agua
echada al ancho mar.

A la cuesta de enero
qué te queda: otro año
perdido en la gambara polvorienta
que nadie oreará.

Así ha pasado siempre.
Es lo segu
ro.
No sabes qué ha pasado.
No sabes lo que pasa
mientras miras
pasar pesadamente nubes,
días
contra el cristal tintado de la Aurora
Polar.



LOS SENDEROS INÚTILES

Contra nosotros se levantan altos
muros espesos de razones, letras
pesadas como plomo,
duras

leyes de hierro y, sin embargo,
insistes
en la equivocación, te abrazas
a la dulzura del desconocimiento:
gozas
del placer del error,
aspiras hondo
el aire del fracaso tan fragante
como aliso silvestre,
vas y vienes,
frecuentas
los senderos inútiles:
andenes,

aves,
nubes.



FRENTE AL ESPEJO CON GABRIEL ARESTI


I

Todavía me afeito sin embargo
cada mañana.
Cada día hacía
Gabriel Aresti como yo y podía
como y
o puedo sostenido sólo
por un sueño pequeño.

Todavía me afeito sin embargo
por la mañana.
Cada día salgo
en busca de algo hacia algún dueño aprisa,
uno entre tantos, animado sólo
por un sueño pequeño.


II


Cada día
salir de casa con la cara limpia
y arrastrar la cartera en los andenes
y pensar que a pesar de todo el mundo,
los aviones, los trenes, las carteras
pesadas y las leyes de los hombres
no podrán con el sueño diminuto
que sostiene tus pasos aunque sepas
que lloverá mañana,
que chocarán los trenes,
que en la tierra
no habrá paz ni de broma.

Te enjab
onas
la cara lentamente y lentamente
recorre la navaja tus mejillas
y se desliza por tu cuello suave-
mente mientras recitas a Gabriel
Aresti esta mañana sostenida
por un sueño pequeño.




De Aprender a irse:


DEBER
DE PADREDUMBRE

Ahora tengo
que mentirte otra vez con mis verdades
como templos vacíos. Tú ya sabes
que me cuesta mil muertes lo que debo
decirte. No me creas. Te lo digo
entre paréntesis para no espartarte
ni espantarme esta tarde
en la cocina
(mientras la vida crece y me desdice),
sobre esta vieja rueda de molino.



MARTES DE CARNAVAL

Dentro de este misterio transparente
respiras cada día. Los espejos
de la casa lo sienten.
Te levantas
sobre tus propios restos,
tomas tierra, te miras
con los ojos cerrados.

Reconoces
el campo de batalla,
el trist
e ruido
del día siguiente:
un martes
con el disfraz de siempre.
Los espejos
de la casa no mienten.



ESTÁ CAMBIANDO EL TIEMPO

Dejarás de dormir alguna vez. El tiempo
cambia en otoño. El hondo
sueño ha sido tu bosque,
el ancho
lecho tu c
laustro. El tiempo
cambia en invierno. El frío
duerme la sangre. Aguarda
la primavera.

Entonces
dejarás de dormir bajo las hojas.
Dejarás de dormir para olvidarte
definitivamente. Tantas
noches de sueño. Cuántas
vidas soñadas.
Turbia
tolvanera de sombras;
loco

torbellino de sueños.

Y no será el otoño ni el verano
de fuego. Ni siquiera
será el invierno ni la primavera
quien te arranque del bosque,
quien te mude la cama,
quien te tome la mano.

Será el tiempo,
sencillamente.

El tiempo
que n
unca duerme.

El tiempo
que siempre cambia.

El tiempo
que está cambiando.



OTRA ELEGÍA

A Pere G
imferrer


Y ver pasar la historia, todos esos
recuerdos olvidados, como en una
fantástica mudanza, como en una
pantalla de cristal o estereoscopio

que les diera relieve y consistencia
y visibilidad. Y no sentirlo,
y no sentir pesar y sin soñar
ver las hogueras de la noche arder

con tu dolor. Y ver tu cuerpo andar
bajo la luz halógena del foco
del quirófano azul interpretando

esa vid
a que nunca, nunca tuvo lugar.
Todos esos futuros que no fueron.
Todo lo que te sobra y necesitas.

Morir serenamente como nunca viviste.





Tres poemas inéditos:


NO ME SIGAS

No me sigas. Escucha:
no me escuches. Arranca
las hojas del cuaderno,
hunde este libro
en el agua. No busques
mi rastro en el papel.

Suelta el lazo. Desata
el nudo que te ahoga. Desanuda
la soga que nos une. Pierde
el h
ilo. Es sencillo
olvidar, créeme.
No me creas.

No vayas por los barrios que yo piso.
No persigas mis huellas.
Borra la dirección de mi derrota.

No sigas otros pasos
que tus pasos. Escucha:
no me hagas caso. Entiende
lo que
yo quiero. Enciende
tu propio incendio.



RECORDATORIO

Me acordaré de ti:
la noche perforada de tus ojos,
la fe de erratas de tu corazón.




FUEGO DE INVIERNO

Como si fuera la primera vez
en este día último del año
más lívido que claro, quieto el sol,
entras en casa con tu cuerpo a cuestas
y enciendes el hogar. Una brazada
de leña es lo que tienes. Poco más:
raíces secas y papeles viejos
que hacen un humo nuevo y azulado.

Como si fuera la primera vez
miras absorto el humo que dibuja
la anatomía del invierno. Hueles
el anch
o y fuerte olor de la madera
como si fuera la primera vez;
el acre olor de las palabras que arden
como si fuera la primera vez
en este día último del año.

Con ramas rotas y raíces secas,
papeles viejos y un solo deseo
alimentas la llama de este día
final del calendario,
como si fuera la primera vez.
Quizás la vida sea innecesaria,
pero este fuego quema y nos alumbra.


TRAVESÍA DE BILBAO, LA PELÍCULA, EN LA RED

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